Me costó encontrar la palabra cortina debajo de éste remoto almohadón de pensamientos que levan al eco de preguntas sin tinta, cabezas despachadas de la felicidad que existió en ese subi bajas de armoniosos contrastes entre la naturaleza este rincón que intenta no perder nunca la paciencia y dejar que todos estos nudos se pierdan en la inconsciencia de un placentero sillón encarnado en las infinidades de acordes que sostienen mi cabeza. El último silbido que despertó y destapó las sombras más rebuscadas, se encontraron, segundos después, en el grito de un niño; de un parque... de algún lugar extraviado en los ojos de vagas ideas que barremos debajo de la alfombra.
Descubriendo esta vez, que todo suena diferente, que todo lo escupen las garras de un contrabajo hambriento deseando poder asechar en cualquier órbita escondida en espacios desarmados de un hilo de mecedoras y reyes tocando estrellas, despegando, quizás, cielos carcomidos.
Y he aquí nuevamente mi cabeza; flotando en este arrancado camino, donde se juntan la rabia y el ensueño perdido.
2 comentarios:
Son pocos los que han de dormirse a tiempo
Es fascinante lo lejos que te vas, lo hondo de tu discurrir... No te quedas, no, en la superficie... Me encantó.." todo lo escupen las garras de un contrabajo hambriento" pues me imaginaba el seco estacato de ese instrumento como el latir oscuro del mundo.
Jorge (flog)
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