
El sombrero que permanecía colgado en la pared de aquél cuarto helado, daba sospechas de que se arrancaría las piernas, el hombre que asustado, repetía siempre que todos somos parte del mismo pozo, desarraigados y empujados al futuro, sin mas ocurrencias, que un pañuelo verde y risas que espantan ese sombrero. Capulina, zapatos de tacón. Para qué zapatos? Necesitamos piernas nosotros. Y un pozo que esquivar.
1 comentarios:
cuando aprendes a volar pierdes el miedo a caer en los pozos...
Publicar un comentario